Dale la manita, Pepe Luis
7 marzo 2007Pepe Luis, José Luis Coll, se ha marchado a darle su manita al compañero del alma y de siempre Luis Sánchez Polack «Tip».
Este joven -el humor siempre es joven y sabio-, al que quiso pilotar Ruano en Madrid y del que dejó escrito en sus memorias: «Tiene ideas, pero veremos cómo anda de voluntad y de «ángel»» ya es todo ángel después de haber estado 75 años de prácticas entre nosotros, haciéndonos pasar momentos angelicales.
Este artífice, actor y artista del humor del absurdo fue un libertador del ingenio en tiempos de dictadura. Un animador de la sonrisa reflexiva desde el añorado semanario «La Codorniz», en una época en que era difícil juzgar con aguda ironía lo que conformaba el ambiente, sobre todo el político, pero… «la próxima semana hablaremos del Gobierno».
Junto con Tip, su pareja de hecho durante 30 años, nos enseñaron a llenar un vaso de agua, a vender espejos, a …; y nos contaron quién inventó la televisión y otras genialidades en innumerables sketch que fueron los más hilarantes de aquella época. Y lo serían ahora. Lo son, pues volvemos a reír viéndolos estos días para recordarle.
También fue un deconstructor de las palabras y nos enseñó que «banderilla» es un «estandarte que usan los enanos en sus guerras»; que «jodobado» es un «corcovado, y además jodido»; y que «equidistonto» es la «igualdad de distancia entre varios imbéciles». Y nos obsequió con frases de corte grouchiano de las que nos quedamos con ésta: «Cuando me encuentre cara a cara con Dios… ¡Me va a oír!».
Pues ahí Le tienes, diviértele.
Un Comentario a “Dale la manita, Pepe Luis”
Por helvética el 8 marzo 2007
Estoy de acuerdo contigo pero creo que José Luis Coll cometió un error de bulto, en el que no incurrió su compañero Tip cual es la politización. Se señaló demasiado como visitante frecuente de la bodeguiya, compañero de billar de Felipe y amante de los bonsays del presidente. Eso le marcó mucho en sus últimos años porque no supo estar a la altura de un humorista sin color político, como deben ser todos… O por lo menos, como deben disimular todos. Él no lo hizo y repudió así a muchos admiradores del otro lado del río.