La España inverecunda

31 diciembre 2012

Hay cosas obligadas como buenas que detesto, y otras catalogadas como malas con las que no estoy enteramente en desacuerdo. Esto demuestra que no estoy racionalmente con el pensar y obrar de la displicente minoría gubernativa.

Lo del 20 por ciento que se quiere beneficiar el estado de los premios de las loterías es, presuntamente, robar. O lo que es peor, es el derecho de pernada sobre los pobres venidos súbitamente a más. Si, como creo, el Gobierno se queda ya con parte de lo recaudado en apuestas y loterías ¿por qué ahora este repago? Ya puestos ¿por qué no abre el Gobierno un banco malo, donde sea obligatorio meter el dinero de los premios, al cual luego declarará en quiebra y que hay que rescatar, y, con esta justificación, obligará a pagar más impuestos a toda la ciudadanía?

Lo del euro por receta es, presuntamente, robar. O lo que es peor, es el derecho de pernada sobre los enfermos crónicos. ¿Por qué no abre el Gobierno una funeraria de obligada inscripción –al registrar el nacimiento, automáticamente, se engrosa la lista de participantes en esa empresa segura que es la muerte- para que sea un negocio rápido y redondo? Disuadidos de solicitar medicinas tendremos una corta vida pero intensamente dolorosa. Vaya lo uno por lo otro.

Lo de Ana Botella como alcaldesa de Madrid e Ignacio González como presidente de la comunidad es, y no presuntamente, robar. Es robar la intención del voto de todos los madrileños que lo depositaron en otras personas, iguales o más o menos idóneas y eficaces que estas, pero que no eran estas. Cierto es que lo que se vota son listas cerradas, pero creo que todos, cuando votamos, votamos al cabeza de cartel, pensando que el segundo, tercer y demás puestos son circunstantes que ni fu ni fa. ¿Por qué no se instituye de una vez por todas listas abiertas que permitan elegir al personaje que quieres que gobierne, no a éste y a toda la prole que le sigue? Evitaríamos así tener que sufrir a quienes no son del entero gusto y confianza de los votantes. Como sucedió cuando Maragall dejó la alcaldía de Barcelona para presentarse a presidente de la Generalitat y dejó a Joan Clos de alcalde (durante un efímero tiempo), que cuando éste tuvo que revalidar su cargo en las urnas no le voto ni casi los de su familia. Claro que si nos dejamos llevar por la tendencia autoritaria de la Unión Europea, esa cosa tan acomodaticia que a todos sirve (y a nadie convence) para justificar lo que se quiere hacer o lo que se ha hecho, malo o bueno (Pues en Europa ganan más, o menos que aquí; pues en Europa eso está sí o no permitido y no como aquí; etcétera), estamos en la onda. Ahí tenemos el ejemplo de un Monti presidente sin urnas derrocando a Berluscoli gracias al dedo indicador de la UE.

 

Lo de las tasas que impone Gallardón amparándose en la Justicia no será robo, ni siquiera presuntamente, pero sí intimidación. Gallardón, después de que como alcalde dejara Madrid como un queso de gruyer, al igual que los bolsillos de los madrileños, gracias a la faraónica obra de túneles con la obligada tuneladora, se vuelca, y ahora sí con “justicia”, a recabar información monetaria de todo hijo de vecina que se vea forzado a la denuncia. Antes, con Franco, habían de ir sangrando como un cerdo degollado para denunciar que fueron maltratados por su cónyuge. Ahora no se denunciará. Bien porque no ha habido dinero para las tasas; bien porque han sufrido más cuchilladas que el subsuelo de Madrid. Sin señales disuasorias de restañar la sangre a más de cincuenta borbotones por minuto. Y ¿qué justicia es la de Gallardón que tiene a la mayoría de los juristas en contra? Da que pensar. Y yo pienso que Gallardón ha pensado que ya que no es él capaz de hacer rápida la justicia ha optado por hacerla rentable. Gallardón lleva la balanza de la justicia como si fuera el capacho de la compra. Cómo puede regir Justicia alguien que para presidir Madrid se instala en un palacio como el de Cibeles. Las tasas de Gallardón alcanzan a todos, pero la justicia no está al alcance de todos. En fin, este personaje tan popular como la bruja de Blancanieves, nunca dejará de amedrentarnos.

Lo de Mas no ha sido un robo, ha sido peor, ha sido un engañabobos. Dice que España roba a Cataluña. Y lo dice convencido, como con conocimiento de causa. Si sabiendo, como sabemos, que Cataluña pertenece a España, el dar por ciertas las sospechas de que los Pujol han estado metiendo la mano en la caja de aquella autonomía certifica, supuestamente, que, como dice Mas, a España le han robado. Y Mas sabe quién. Mas es de los que ven la paja en el ojo ajeno pero no ven más allá de sus narices. Se cree el rey Artur, y junto a los caballeros de la tabla rasa quiere hacer de Cataluña un erial donde hozar a sus anchas. ¡Pobres catalanes subyugados al que dirá su paisano de al lado! Mas ha demostrado ser uno más de los que confunden la barretina con el gorro frigio, como de igual manera confunden todo origen y esencia de su comunidad, Cataluña. La confunden porque la ignoran, que es peor. Este aspirante a rey de bastos, que falla a oros y carga a espadas para poder salir de copas con ERC es un visionario que cree que si no hubiera sido por la confusión de lenguas que se produjo en la Torre de Babel hoy todo el mundo hablaría catalán. ¡Hay quién dé más!

Mi abuela me contaba que había conocido una regencia , una monarquía, una dictadura, una dictablanda, una república, una guerra, a Franco y una democrácia con Rey incluido. Todo esto durante la corta existencia de sus 96 años. Yo he vivido una dictadura y una democracia, y todavía no me he muerto. ¿Llegaré a vivir todo lo que vivió mi abuela?
Pero dejemos todas estas simplezas y comencemos el año como es debido. Que el año que viene impere la justicia y tengamos salud, al precio que sea, gobierne quien gobierne; ni más ni menos.

  1. Un Comentario a “La España inverecunda”

  2. Por helvetica el 10 enero 2013

    Yo le deseo que viva usted tanto como su abuela. Y que no vuelva a vivir una dictadura. Por cierto, estoy muy de acuerdo con su artículo. Me ha encantado lo de rey de bastos referido a Mas… Ánimo, y siga escribiendo. Me gusta mucho su blog

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