Del peso de la púrpura al color púrpura

6 agosto 2010

 

“Diálogos con su chispita”

Por Gascón Bolín

El día de hoy se puede resumir en dos noticias: La publicación de la encuesta del CIS y la visita a la Alhambra de Granada de Michelle Obama. El resto ha sido ver pasar las horas sin que llegara ninguna alegría.

—Lo siento, Venan, pero hoy voy a ser yo el que te dé palique, porque estoy un poco quemado con las cosas que pasan. Y con las que no han pasado aunque he estado esperándolas todo el día. Y tengo que dar el cante. —¡Vaya! Hoy toca canción protesta. —No es que proteste, pero me sorprende que hayan hecho públicos los resultados de la encuesta del CIS a primeros de agosto. —Será para que el personal vaya a la playa ya quemado y se ahorre horas de sol. —Seguro. Pero lo que no tengo tan seguro es, además del motivo para publicarlos ahora, el como y por qué del resultado. ¿Tú ves lógico que el PP aventaje al PSOE en el sondeo, estando como está? —Lógico, sí. Y de una lógica aplastante, pues pienso que los que han dado ganador al PP son todos los arrepentidos del PSOE que no saben donde ir. —O sea, que la ciudadanía de izquierdas se inclina por el PP porque no hay otra cosa. Pues esta “amarga victoria” no sirve a ninguno para nada. Ni al PP, ni al PSOE, ni a los ciudadanos. —Yo lo que temo es que si el CIS pone a Rajoy por los aires, fallen luego los controladores aéreos y tenga que aterrizar el pobre como el tonto de mi lugar que se creyó golondrina. —Se caerá por su propio peso. El peso de la púrpura. —¡Quia! Se caerá por la gravedad. —De España.

—Y hablando de la otra noticia, ¡que bien Michelle Obama! —Una fenómena. Iba andando por la calle y entrando a los comercios como Barack por su Casa Blanca. Y besuqueando al personal y haciéndose fotos con ellos. Y acompañando a los calés del albaicín con pitos y palmas. ¡Simpatiquísima! Decían todos. Y su chiquilla, con un trajecito de verano, tan mona. No como otras hijas de vecina que se visten de gótico, que es un luto de alivio, para hacer visitas. —A mi lo que me dejó tocado fue verla en la Alhambra. Me recordó la última vez que estuve allí, y me supo a despedida. Pero bueno, eso son cosas mías. —Vaya, tenemos el día tonto. —No. Lo que pasa es que estoy enfadado porque ¿recuerdas que ayer felicitamos a todos los que cumplían?, pues no ha contestado nadie dando las gracias. Desagradecidos. —Si es que los hay que no se merecen haber cruzado con ellos ni siquiera un saludo, —Eso pienso yo.

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