Contigo, pan y… jamón
7 noviembre 2007Los tiempos han cambiado, es obvio, y aquel amor desinteresado de entonces ya no existe. Antes cogías al contrario/a con quien te querías desposar y le decías: «contigo pan y cebolla» y, ¡hala!, a vivir que son dos días. Pero, ¿y ahora?
Ahora, las cebollas, al precio que se han puesto, se quedan fuera de la dieta erótica, por lo que lo de engatusar a tu futura pareja con eso de «al almorzar, pan y cebolla; al comer, cebolla y pan; y, a la noche, si no hay olla, otra vez pan con cebolla», nasti monasti.
Según marca su precio en los mercados, las cebollas se han encarecido en un 22 por ciento en el último año, lo que permite a todos sus consumidores justificar la reacción física de llorar cada vez que se parte alguna. Pero lo que temo es que ese vegetal, imprescindible para casi todos los guisos, va a tener que ser dosificado a la hora de colocarlo en la mesa. O, lo que es peor, buscar un sustitutivo -que rápidamente inventará un listo- que iguale su sabor, a modo del colorante para el azafrán.
Y, en cualquier caso, aquello de «la cebolla es escarcha / cerrada y pobre», ¡ja!