No al móvil

19 febrero 2007

«¡Oh capitán, mi capitán!» es el comienzo de un poema de Walt Whitman que sirvió como grito de guerra a unos jóvenes estudiantes en «El club de los poetas muertos». La película, a ella pertenece ese título, refleja, entre otras cosas, la relación de respeto y cariño que se puede llegar a establecer entre el profesor (Robin Williams) y sus alumnos, usando aquel una pedagogía basada en inculcarles el gusto por aprovechar el momento, «¡Carpe diem!», con buen humor y honorabilidad. Ha habido otras cintas, bastantes más, sobre este mismo asunto de la relación profesor/alumno, marcadas por la desidia de unos y el despotismo de los otros, indistintamente. Una de ellas es «Rebelión en las aulas», en la que el «profe» (Sidney Poitier) las pasa «putas» en una clase marginal, de un colegio marginal, con alumnos marginados, hasta que consigue hacerse con la situación. Me viene también a la memoria otra, unos diez años más antigua e inocente, en la que una clase de estudiantes se encierra en el gimnasio porque la dirección quiere despedir a su profesor de música. «Es grande ser joven», modelo a «El club…», aunque esta última con más poesía.

También las hay en las que los alumnos se hartan de hacerle gamberradas al profesor hasta que consiguen que se marche. Pero lo que queremos subrayar ahora es el ejemplo de las primeras. Y es que en todos los centros educativos debe existir esa buena relación (con todo el respeto, distancia, cariño…) entre profesor y alumno.

Ha saltado estos días la noticia de la posible prohibición de móviles en los colegios de la Comunidad de Madrid. Es algo que no nos habíamos planteado ninguno porque nadie había pensado en su uso durante las clases. De hecho, la razón por la que se quieren prohibir estos artefactos tan familiares ya para todos es para que no se utilicen en cosas tan poco edificantes como grabar violencia y abusos entre los alumnos, grabaciones que luego incluso se cuelgan en la web, o como mandarle un sms al que ha estudiado para que te pase las respuestas del examen.

Pues, mientras el portavoz regional, Ignacio González, decide prohibirlos amenazando con que las sanciones se endurecerán hasta el punto de llegar a la expulsión de alumnos, la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) Giner de los Ríos aseguró que la Consejería «va por mal camino» si pretende mejorar la convivencia prohibiendo el móvil. Y CC.OO. dice que el Gobierno regional ha elaborado el borrador «de espaldas a la comunidad educativa». Como siempre, hay opiniones para todos los gustos.

Nosotros pensamos que lo que necesitan los chavales en los colegios es mucha más disciplina y mucha más educación. Por lo tanto, creemos que los móviles tenían que estar prohibidos dentro de los colegios, incluso para los profesores. Y aunque pequemos de demagogos diremos que tampoco hay que permitirlos ni dentro de las cárceles -¿qué hace un preso, castigado a la falta de libertad, departiendo con toda la gente que le venga en gana, o incluso dirigiendo algún golpe desde detrás de las rejas?-, ni en el interior de las empresas -no son admisibles esas reuniones de dirección con un tercio de los asistentes hablando cada uno de sus cosas y ninguno atendiendo a lo que se está tratando-. Como tampoco lo es cuando eso sucede en las Cortes -todos esos próceres, cada uno a su bola, sin atender a lo que allíse debate. ¡Mejor que durmieran!-; ni conduciendo; ni descansando…

Pero lo peor es que los jefes de esas empresas, los presidentes, los consejeros, los directores, o los senadores y diputados son los que dan mal ejemplo. Es decir, los que llevan la voz cantante con el móvil.

Lo cierto es que el móvil ha invadido nuestras vidas como antes lo hiciera el ordenador y anteriormente le televisión, pero aún más, y nos estamos quedando sin vida propia. Y si por lo menos pasara como en Finlandia, el país de Nokia, que siendo el país donde más móviles se tienen -tanto niños como mayores- casi no te das cuenta de que existen, por lo respetuosa que es la gente: si estaban en un lugar público (restaurante, autobús, o por la calle) la mayoría de la gente lo llevaba sin sonido.

  1. Un Comentario a “No al móvil”

  2. Por sekano el 20 febrero 2007

    A propósito de este tipo de prohibiciones para intentar evitar malos usos, he leído en algún periódico sobre la propuesta de prohibir (o sea, multar y recaudar) el uso de gualmans y mp3 en la calle. Se ve que el otro día no se donde murieron dos chavales atropellados que iban con los cascos puestos.

    Prohibir es un coñazo, mas efectivo sería mirar de reojo a los padres que compran móviles a sus hijos adolescentes, sobre todo si no han sabido enseñarles a no ir dando palizas por ahí.

    A mis alumnos les dejo el móvil porque también lo tengo encendido, de la misma forma que les pido que me den chicles sin quieren mascar en mis clases. Sea esto buen o mal ejemplo, coincido contigo en que más importante es un trato respetuoso de igual a igual.

    Saludos a labalalaica

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