Blanco sobre negro: Blanco remonta a Rubalcaba

20 mayo 2010

Sé  bueno

Se dice por ahí (no digo yo que sea verdad; la verdad, ¿quien la sabe?; ítem más, ¿cual es la verdad?). Pues bien, se dice por allende el banco azul, e incluso en sus aledaños, que Zapatero es, puesto que así lo ven, como uno de los muñecos de José Luis Moreno (no saben si Rodolfo o Rockefeller) que tiene una mano dentro (nadie sabe por donde le ha entrado) que le manipula y le hace decir lo que no piensa (¡no piensa!) y hacer lo que no quiere (¿qué quiere?). Y dicen, también por ahí, que esa mano negra (no sabemos si antes o después, negra) es de Rubalcaba. Rubalcaba, ese Darwin de etiqueta (de anís), que según Ruiz Quintano en ABC se monta un coto privado (como Franco) para la pesca del pixín, en la calle Jorge Juan.

Como no queremos ser malpensados, pensamos que la mano negra que nos ocupa (a Zapatero más) es negra porque es la extremidad de un negro que, como tal, trabaja anónimamente para lucimiento de otro: Para Zapatero. O sea, que Rubalcaba es Moreno y Zapatero es: ¿Rodolfo?, ¡Amos anda! Y eso nos lleva a la conclusión de que si Zapatero no sería nada sin Rubalcaba ¿qué sería Rubalcaba sin Zapateo?, tampoco nada. Lo que nos empuja a pensar que a Rubalcaba le hace falta Zapatero para vivir (para vivir como vive, se entiende) y no tiene ningún interés en derrocarle. Por eso marcha todas las mañanas ay ho, ay ho, a limpiar el bosque para que su jefe pueda andarse por las ramas sin peligro. Pero…

¿Y Blanco? Ese Bruxo… llegado a Madrid, a las Rozas (que ya se sabe: primero Las Rozas y luego…), que empezó derecho en su tierra natal pero terminó… siendo político, para instalarse en el PSOE como si fuera un descubrimiento de marketing, no deja de colgarse medallas gracias a sus ojillos ladinos, que parecen decir que saben la jugada que llevan los demás, y su rictus, que quiere trasmitir que lleva la mejor jugada, genialidades ambas que publicita en las televisiones a las que es invitado; eso si, sin cobrar. Ese, ese es el que va a por Zapatero a tumba abierta y, si no salen balbases que le truequen la Esperanza, será el próximo presidente del Gobierno. Bueno, no hay mal que por bien no venga, que es frase que, según van las cosas, habría que incluir en el escudo de España.

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