Gallardón y la milla de lodo
23 febrero 2010 | Sin comentarios »Hoy he pasado por allí. Hacía mucho que no pasaba. Pero hoy he callejeado por el barrio de Salamanca. También he comido por la zona (en El Lago de Sanabria, en Ayala 23, que es un gozo para el paladar) y he estado observando las disparidad de tiendas chic que conforman lo que se ha dado en llamar «la milla de oro».
Cierto es que el tiempo no acompaña para ir de compras estos días; que la abundante lluvia que está cayendo hace incómodo transitar por las aceras esquivando paraguas y goterones; y que la milla de oro de 24 quilates que ha prometido el alcalde de Madrid necesita obras, pero lo que he visto hoy por allí era un auténtico decorado para rodar un documental sobre las consecuencias de una guerra nuclear.
Los hoyos que hay en las aceras (si se puede llamar aceras a lo que allí queda) seguidos de las zanjas, de las vallas de obra, de los socavones, de los mojones,… parecen un texto en braille aumentado un millón de veces. Los charcos, no son charcos, son lagunas a las que sólo les falta ranas y peces para parecer un parque temático.