Uno de los suyos
24 agosto 2007 | Sin comentarios »No es costumbre de esta ventana abrirse a la política, pero el revuelo que se ha montado tras la repetidas declaraciones vertidas por Gallardón nos invita a ello.
Gallardón: ese animal político al que tantos quieren y algunos envidian. ¿Cuántos lo quieren?: cuatro mayorías absolutas. ¿Quiénes le envidian?: cuatro contrarios y cinco cerreligionarios, mal contados. De estas dos aseveraciones la primera es evidente; la segunda, lógica y lamentable. Pero si lógico es que lo envidien tirios y troyanos no lo es tanto que gente de su partido se rasgue la vestiduras, se mesen los cabellos y pongan el grito en el cielo por que el alcalde de Madrid diga que quiere estar en las listas de Madrid al Congreso.
Como alcalde, es un muy buen alcalde -sin comparaciones-, como fue antes un muy buen presidente de la Comunidad -digamos también: sin comparaciones-, pero eso no tiene que ser obstáculo para que intente lo que su devoción y oficio de gran político le obliga. Es ambicioso, dicen por ahí. Como todo político que se precie y cualquier persona que quiera llegar a ser algo en este mundo de competitividad. Es impaciente, se le achaca. No le queda más remedio; es el momento, es su oportunidad y no puede dejarla marchar. Nadie es eternamente joven, y se pasa el arroz. Y es también, por encima de todo, el gran líder que podrá presidir, hoy tiene que ser Rajoy, el PP.